JESÚS TOCA LA PUERTA DE TU
CORAZÓN:
"Jesús El Buen Pastor"
En aquel tiempo dijo Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y
ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las
arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y
nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno. (Juan 10, 27-30)
Dios mandó a su Hijo para salvar al mundo
Porque tanto amó Dios al mundo que dio
a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga
vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado; pero
el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo
único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el
que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas
sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de
manifiesto que sus obras están hechas según Dios.» (Juan 3, 16-21)
"Jesús Toca la Puerta de Tu Corazón"
“Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la
puerta, entrare en su casa y cenaré con él y el conmigo” (Ap. 3,20)
Es Jesús Quien espera, parado en la
“Puerta” de nuestros corazones y está “¡llamándonos!” Podemos decir, “No ‘lo
escuchamos’ llamándonos ni tocando a la puerta!” Y es porque su llamado es tan
“suave” que no se puede oír bajo el clamor de llamadas telefónicas, la
televisión, radio, CDs, y otras distracciones.
También podemos decir, Pero “tampoco”
sentimos su llamado!” Y es porque su llamado es “gentil y calmado” y no podemos
“sentirlo” en el corazón porque nuestros corazones se han “endurecido” debido a
estar tan alejados de Él. O quizás en ocasiones “escuchamos” y “sentimos” su
llamado, pero creemos que nuestro corazón y vida están muy llenas de
actividades del mundo y que “no hay lugar ni tiempo” para Él. Pero Él es
¡Paciente! Y se mantendrá “¡llamándote!” hasta que contestes. ¿Cuanto más lo
has de hacer esperar? ÉL HA DE ESPERAR ¡ÉL es Paciente! ¡PORQUE NOS AMA!
Jesús es Dios, por lo tanto, Su Amor y
Su Sed son infinitos. Él, Creador del universo, pidió el amor de sus criaturas.
Tiene sed de nuestro amor… Estas palabras: “Tengo sed”, ¿tienen un eco en
nuestra alma? (Madre Teresa de Calcuta)
“Mira que
estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entrare en
su casa y cenaré con él y el conmigo” (Ap. 3,20)
Es verdad, Estoy a la puerta de tu
corazón, de día y de noche. Aún cuando no estás escuchando, aún cuando dudes
que pudiera ser yo, ahí estoy: esperando la más pequeña señal de respuesta,
hasta la más pequeña sugerencia de invitación que Me permita entrar.
Y quiero que sepas que cada vez que me
invitas. Yo vengo siempre, sin falta. Vengo en silencio e invisible, pero con
un poder y un amor infinitos, trayendo los muchos dones de Mí Espíritu. Vengo
con Mi misericordia, con Mi deseo de perdonarte y de sanarte, con un amor hacia
ti que va más allá de tu comprensión. Un amor en cada detalle, tan grande como
el amor que he recibido de Mi Padre (“Yo los he amado a ustedes como el Padre
me ama a mí…” Jn. 15,10). Vengo deseando consolarte y darte fuerza, levantarte
y vendar todas tus heridas. Te traigo Mi luz, para disipar tu oscuridad y todas
tus dudas. Vengo con Mi poder, que me permite cargarte a ti: con Mi gracia,
para tocar tu corazón y transformar tu vida. Vengo con Mi paz, para
tranquilizar tu alma.
Te conozco como la palma de mi mano, sé
todo acerca de ti, hasta los cabellos de tu cabeza he contado. No hay nada en
tu vida que no tenga importancia para mí. Te he seguido a través de los años y
siempre te he amado, hasta en tus extravíos. Conozco cada uno de tus problemas.
Conozco tus necesidades y tus preocupaciones y, si, conozco todos tus pecados.
Pero te digo de nuevo que Te amo, no por lo que has hecho o dejado de hacer, Te
amo por ti, por la belleza y la dignidad que mi Padre te dio al crearte a Su
propia imagen. Es una dignidad que muchas veces has olvidado, una belleza que
has empañado por el pecado. Pero te amo como eres y he derramado Mi Sangre para
rescatarte. Si sólo me lo pides con fe, Mi gracia tocará todo lo que necesita
ser cambiado en tu vida: Yo te daré la fuerza para librarte del pecado y de
todo su poder destructor.
Sé lo que hay en tu corazón, conozco tu
soledad y todas tus heridas, los rechazos, los juicios, las humillaciones, Yo
lo sobrellevé todo antes que tú. Y todo lo sobrellevé por ti, para que pudieras
compartir Mi fuerza y Mi victoria. Conozco, sobre todo, tu necesidad de amor,
sé que tan sediento estás de amor y de ternura. Pero cuántas veces has deseado
satisfacer tu sed en vano, buscando ese amor con egoísmo, tratando de llenar el
vacío dentro de ti con placeres pasajeros, con el vacío aún mayor del pecado.
¿Tienes sed de amor?
Yo te saciaré y te llenaré. “Vengan a
Mí todos los que tengan sed…” (Jn. 7, 37). ¿Tienes sed de ser amado?, te amo
más de lo que te puedes imaginar… hasta el punto de morir en la cruz por ti.
TENGO SED DE TI. Si, esa es la única
manera en que apenas puedo empezar a describir mi amor. TENGO SED DE TI. Tengo
sed de amarte y de que tú me ames. Tan precioso eres para mí que TENGO SED DE
TI. Ven a Mí y llenaré tu corazón y sanaré tus heridas. Te haré una nueva
creación y te daré la paz aún en tus pruebas. TENGO SED DE TI. Nunca debes
dudar de Mi Misericordia, de mi deseo de perdonarte, de Mi anhelo por
bendecirte y vivir Mi vida en ti, y de que te acepto sin importar lo que hayas
hecho. TENGO SED DE TI. Si te sientes de poco valor a los ojos del mundo, no
importa. No hay nadie que me interese más en todo el mundo que tú. TENGO SED DE
TI. Ábrete a Mí, ven a Mí, ten sed de Mí, dame tu vida. Yo te probaré qué tan
valioso eres para Mi Corazón.
¿No te das cuenta de que Mi Padre ya
tiene un plan perfecto para transformar tu vida a partir de este momento?
Confía en Mí. Pídeme todos los días que entre y que me encargue de tu vida y lo
haré. Te prometo ante Mi Padre en el Cielo que haré milagros en tu vida. ¿Por
qué haría Yo esto? PORQUE TENGO SED DE TI. Lo único que te pido es que te
confíes completamente a Mí. Yo haré todo lo demás.
Desde ahora, ya veo el lugar que Mi
Padre te ha preparado en Mi Reino. Recuerda que eres peregrino en esta vida
viajando a casa. El pecado nunca te puede satisfacer ni traerte la paz que
anhelas. Todo lo que has buscado fuera de Mí sólo te ha dejado más vacío, así
que no te ates a las cosas de este mundo; pero, sobre todo, no te alejes de Mí
cuando caigas. Ven a mí sin tardanza porque cuando me das tus pecados, me das
la alegría de ser tu Salvador. No hay nada que yo no pueda perdonar y sanar,
así que ven ahora y descarga tu alma.
No importa cuánto hayas andado sin
rumbo, no importa cuántas veces me hayas olvidado, no importa cuántas cruces
lleves en esta vida, hay algo que quiero que siempre recuerdes y que nunca
cambiará. TENGO SED DE TI, tal y como eres. No tienes que cambiar para creer en
Mi Amor, ya que será tu confianza en ese Amor la que te hará cambiar. Tú te
olvidas de Mí y, sin embargo. Yo te busco a cada momento del día y estoy ante
las puertas de tu corazón, llamando. ¿Encuentras esto difícil de creer?
Entonces, mira la Cruz, mira Mi Corazón que fue traspasado por ti. ¿No has
comprendido Mi Cruz?, entonces escucha de nuevo las palabras que dijo en ella,
te dicen claramente por qué Yo soporté todo esto por ti: “… TENGO SED” (Jn. 19,
28). Sí, TENGO SED DE TI. Como el resto del salmo que Yo estaba rezando dice de
Mí: “… esperé compasión inútilmente, esperé alguien que me consolara y no le
hallé.” (Salmo 69:20). Toda tu vida he estado deseando tu amor. Nunca he cesado
de buscarlo y de anhelar que me correspondas. Tú has probado muchas cosas en tu
afán por ser feliz. ¿Por qué no intentas abrirme tu corazón, ahora mismo,
abrirlo más de lo que lo has hecho antes?
Cuando finalmente abras las puertas de
tu corazón y finalmente te acerques lo suficiente entonces Me oirás decir una y
otra vez, no en meras palabras humanas sino en espíritu: “no importa qué es lo
que hayas hecho, te amo por ti mismo. Ven a Mí con tu miseria y tus pecados,
con tus problemas y necesidades, y con todo tu deseo de ser amado. Estoy a la
puerta de tu corazón y llamo… ábreme, porque TENGO SED DE TI…” Fuente: tengo
sed de ti.